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Discurso de Idoia Mendia en el 38º aniversario del Estatuto de Gernika

Intervención de la Secretaria General del PSE-EE, Idoia Mendia, en el acto del 38º Aniversario del Estatuto

Los socialistas vascos queremos hoy renovar el compromiso histórico que tenemos con Euskadi. Con la Euskadi levantada con los ladrillos de la democracia, la solidaridad, la igualdad de derechos, la libertad y el autogobierno. La Euskadi que ha sabido en estas cuatro últimas décadas acercar orillas, tender puentes y empezar a conquistar la convivencia. Cuatro décadas en las que hemos volcado cada una de nuestras competencias en construir país desde las instituciones.

Y creemos que en un día como hoy debemos hacer un hueco en nuestra agenda institucional, en nuestras responsabilidades, para saber por qué estamos donde estamos. Para recordar que si hoy, como ayer, somos corresponsables en las decisiones que afectan a Euskadi es porque hay un marco legal, un pacto de convivencia, unas reglas acordadas. Se llama Estatuto y fue avalado por la ciudadanía vasca.

Sin él no habríamos recuperado para la democracia Ayuntamientos, Juntas, Diputaciones, Parlamento y Gobierno vasco. Sin él no habríamos podido hacer progresar a Euskadi como jamás se había logrado con anterioridad.

Es imprescindible recordarlo, cuando otros lo han olvidado en Cataluña. Es imprescindible recordarlo, porque en Euskadi sufrimos ya en el pasado el intento de que se impusiera una visión unívoca de país. Es imprescindible recordar que nunca se consiguió más para el bienestar y el progreso de los vascos que cuando hemos apostado por el diálogo, el acuerdo, la pluralidad y el respeto a la ley, incluso para cambiarla. Y lo recordamos los socialistas que tenemos responsabilidades institucionales, para ratificarnos que allí donde estemos no se tomarán decisiones que nos conduzcan al abismo.

Reiteramos nuestro compromiso con la legalidad y con la política. Porque entendemos la legalidad como el marco que nos da garantías, no como el muro que impida hacer política. 

Por eso celebramos que haya cada vez más voces que se sumen a lo que los socialistas venimos defendiendo en Cataluña: que se recupere el camino de la legalidad para que de una vez se abra el espacio de la política que tan ausente ha estado en estos años.

Defendemos que se dé voz a todos los catalanes en unas elecciones legales,  que esa sea la vía que impida la aplicación de medidas extraordinarias y, sobre todo, que esa sea la vía para que el diálogo y el acuerdo sustituyan a los órdagos y la imposición. Que el autogobierno que recuperamos vascos y catalanes a la vez pueda ser ejercido por aquellos que sean elegidos en las urnas, y que estos representantes pongan ese autogobierno al servicio del conjunto de la ciudadanía.

Este muelle de Olabeaga y esta ría de Bilbao son el símbolo de lo que los socialistas entendemos que ha sido y debe ser el autogobierno. De su capacidad para transformar no un paisaje, sino toda una sociedad. De llevarle a la modernidad y a la cohesión. De la conquista de los derechos y del progreso conjunto. De la inmensa capacidad que tenemos los vascos para cambiar las cosas en cuanto somos capaces de acordar un objetivo compartido y los instrumentos para hacerlo posible. De nuestro inmenso potencial cuando sumamos esfuerzos entre diferentes, cuando sumamos manos, cuando sumamos ideas distintas para ponerlas al servicio de toda la ciudadanía.

Esto es la transformación que ha vivido Euskadi estas cuatro décadas y que tan bien se reflejan en esta zona de Bilbao. La transformación posible cuando se ha hecho uso del autogobierno con intensidad y ambición, como hemos venido haciendo.

Eso es lo que significa para el socialismo vasco este nuevo aniversario del Estatuto. El 25 de octubre no es, no debe ser, un día cualquiera en nuestro calendario. Porque hoy hace 38 años por primera vez en la historia alaveses, guipuzcoanos y vizcainos votamos conformar una misma comunidad política. Compartir un proyecto entre nosotros y con el resto de los pueblos de España. Ese día decidimos hacernos responsables de nuestro destino, de obtener los recursos para garantizar los servicios públicos y el desarrollo económico que permitieran un progreso compartido y cohesionado.

En este 2017 el Partido Socialista de Euskadi ha cumplido 40 años, aunque el PSOE lleva arraigado en esta tierra más tiempo que ninguna otra opción política. Y en estas cuatro décadas hemos sido también la única fuerza que ha estado, sin excepción, en cada cita en la que se ha convocado a los vascos en las urnas. Y en todas diciendo sí a esta autonomía que hoy algunos desprecian pero que no existiría si otros no hubiésemos dado el sí a la Constitución que nos permitió decir sí al Estatuto. 

Y gracias a esos síes hoy estamos recordando 38 años de una gran celebración en La Casilla. La protagonizaron el lehendakari Ramón Rubial y quien iba a sucederle, Carlos Garaikoetxea.

Ambos tenían muchas razones para celebrar la rotunda voluntad que expresaron los vascos y vascas, en la primera ocasión que tuvieron, de hacerse cargo de su futuro en un proyecto compartido en España.

Gaur, Estatutuaren urteurrena baino gehiago ospatzen dugu. Gaur EiTBren urteurrena ere ospatzen dugu. Eta Euskararen Legearena. Eta Ertzaintzaren lehenengo promozioarena.

 Estatutua gaur bezalako egun batean onartu zelako, Osakidetzaren urteurrena ere dugu honakoa. Eta Emakunderena. Eta Euskal Eskola Publikoarena. Eta Berdintasunaren Legearena. Eta Lanbiderena. Eta Etxebezitza Legearena… Lege eta lorpen horiek guztiak, Estatutuaren semeak direlako. Euskadin aurrera egin ahal izan badugu, autogobernuari esker izan delako.

Eta gaur, Estatutua dugulako, euskal herritarrak gaixo daudenean osasun-zentrora joan al dira, eta gure seme-alabak eskolara. Estatutua dugulako, laguntza behar duenak Gobernua du bere alde, eta langabetuak enplegua aurkitzeko aukerak.

Hori guztia posible da, orain dela hogeita hemezortzi urte, euskal gizarteak bide berri bat ireki zuelako. Eta desberdinen artean ibiltzea adostu zuelako 

Los socialistas reivindicamos a quienes en aquel año 79 fueron capaces de diagnosticar retos, superar miedos y tejer confianzas, aún entre ruidos de sables, aún con la sombra siniestra del terrorismo.

Si aquella generación logró ese espacio de progreso que llevamos disfrutando 40 años, es nuestra responsabilidad dejar a quienes nos siguen un espacio de nuevas oportunidades sobre las mismas bases. No podemos legar fracasos, sino esperanza.

Ahora que debemos afrontar una nueva actualización de nuestro pacto de convivencia, los socialistas vascos cogemos el testigo de aquellos que empezaron a construir Euskadi juntos en medio de la guerra.

El de nacionalistas, socialistas, comunistas, republicanos. Por eso nos cuesta tanto entender que quienes compartieron aquella lucha renuncien a conmemorar un día como hoy.

Porque nosotros sí sabemos del orgullo que sienten por esa conquista quienes sufrieron clandestinidad, cárcel y terrorismo. 

El orgullo por haber hecho más fuerte a Euskadi porque sabemos que así hemos hecho más fuertes a los vascos y las vascas. El orgullo por haber participado en todos y cada uno de los acuerdos que han hecho posible el progreso conjunto en un país donde quepamos nacionalistas y no nacionalistas. El orgullo inmenso de haber sido un activo imprescindible para conquistar la libertad.

Los socialistas nos sentimos herederos de ese espíritu. El de los Gobiernos de Aguirre, de Rubial y de Patxi López. Nos sentimos herederos de todos aquellos pactos en donde hemos construido solidaridad, justicia social, democracia y libertad. De Gobiernos para todos. De acuerdos para todos y todas. 

Denontzako Gobernua. Denontzako akordioak. Horixe da gure xedea.

Ez gatoz bat gauzak dauden bezala utzi nahi dituztenekin. Ezta guztia apurtu nahi dutenekin ere. Biek noranzko berean arraun egiten dutelako: sistema deszentralizatu baten aurka. Aukerak eta eskubideak bermatzen dituen sistemaren aurka.

Sozialistok Konstituzioa eta Estatutua erreformatu nahi ditugu. Baina ez abertzaleak asetzeko, herria modernizatzeko, baizik. Gure gizartearen barne-aniztasuna indartzeko.

Sozialiston herri-eredua pluraltasunean oinarritzen da. Pluraltasun hori delako egonkortasunaren eta ongizatearen bermea. Ezin delako etorkizuna eraiki, gizarte erdiaren aurka.

Por eso los socialistas vascos renovamos el compromiso histórico que tenemos con este país. Reivindicamos el pasado que supimos construir como el mejor espejo en el que mirarnos para el futuro que debemos legar.

 Un futuro que pasa por actualizar el triple pacto entre vascos y vascas de diferentes identidades, entre tres territorios con sus peculiaridades, y entre vascos y el resto de españoles para un proyecto de convivencia en común.

Queremos adaptar a las nuevas realidades, sociales, económicas y europeas, nuestra firme voluntad de seguir haciéndonos cargo de nuestra sanidad, de nuestra educación, de nuestro sistema de protección social, de nuestras políticas de impulso de la economía, de la generación de empleo, de nuestra fiscalidad. 

Y queremos actualizar ese acuerdo para que nadie quede atrás, para que todos los vascos tengamos iguales derechos e iguales obligaciones, pensemos como pensemos y nos sintamos como nos sintamos

 Por eso, el socialismo vasco está dispuesto a asumir en Euskadi ese liderazgo al que renuncian otros: el de la implicación en un proyecto compartido y solidario, que garantice nuestras singularidades, las avale en el entorno europeo al que nos negamos a renunciar y permita, en el ejercicio de nuestras competencias, las ya reconocidas y las que se pudieran mejorar, a desarrollar una comunidad en progreso y cohesionada

 El socialismo vasco está dispuesto a no buscar excusas que paralicen el cumplimiento íntegro del actual Estatuto y a actualizar nuestro autogobierno, eso sí, dentro del ordenamiento jurídico vigente. Porque estamos dispuestos a asumir nuevas responsabilidades sobre nuestro destino, pero no estamos dispuestos a que se arrastre a la ciudadanía a la inseguridad y la confrontación. No vamos a consentir que se repita esa historia en Euskadi.

 No hemos llegado hasta aquí, 38 años después, conquistada la libertad, para arrojar por la borda la apuesta por la convivencia.

 El socialismo vasco está dispuesto a propiciar que la necesaria mejora de nuestro autogobierno se haga desde una voluntad decidida por compartir un proyecto con el resto de España y en el conjunto de Europa.

 Estamos dispuestos a hacerlo bajo principios de igualdad, solidaridad y reconocimiento de las singularidades, diversas en España y diversas dentro de Euskadi. Y estamos dispuestos a hacer valer que ningún ciudadano se sienta obligado a decidirse sobre sus sentimientos, ni excluya unos sobre otros, ni cuente con más o menos derechos según su lugar de procedencia, sexo, religión o identidad.

 Por eso, y ante los debates que tenemos delante, no nos detendremos en el esencialismo. Porque las esencias, las verdades absolutas, el blanco o negro, el sí o no, el nosotros o vosotros tienen también apellidos claros. Se llaman Brexit, se llaman Trump, se llama una ultraderecha avanzando de forma preocupante por la Europa que fue del Bienestar, se llaman órdagos secesionistas que dividen a los ciudadanos.

Las esencias se olvidan de lo esencial: empleo, salarios dignos, mujeres libres, sanidad y educación públicas, solidaridad, igualdad. Y los socialistas nos vamos a ocupar de lo esencial. 

Lo vamos a hacer proponiendo un acuerdo de país como el que hoy recordamos y que nos ha hecho grandes a los vascos.

El motor de la mayor época de progreso que jamás haya vivido Euskadi, porque ha permitido volcar los instrumentos que derivan del Estatuto al servicio de la causa más noble que conocemos: los derechos sociales, la dignidad de los ciudadanos, la libertad y la justicia. Las que están en el ADN del partido socialista desde su nacimiento en el siglo XIX, las que mantenemos en el siglo XXI. Las que queremos que hereden las próximas generaciones. 

En ese acuerdo de país es en el que seguimos creyendo los socialistas.

En ese seguimos trabajando. En el que entiende el autogobierno como un pacto de responsabilidad, solidaridad y convivencia que ofrece instrumentos para atender los problemas reales de los ciudadanos. Eso es el Estatuto ahora. Y eso debe ser cualquier actualización: un pacto que, siguiendo los procedimientos legales, como ocurrió en el 36 y en el 79, nos permita seguir ejerciendo la solidaridad y la responsabilidad.

 

En este 25 de octubre reivindicamos el pasado para ganar el futuro. El socialismo vasco propone un nuevo pacto estatutario entendido como una renovación de nuestro pacto de convivencia, ahora que hemos conseguido liberarnos del terrorismo y con voluntad de integrar a quienes se autoexcluyeron hace cuatro décadas y a las nuevas generaciones.

Nosotros hubiésemos querido tener más margen con una reforma constitucional en sentido federal que nos permita contar con más competencias para desarrollar más derechos. Pero el resto de partidos en Euskadi ha querido otra cosa.

La mayoría del Parlamento ha decidido seguir adelante sin esperar a esa reforma. 

Pues bien: nosotros nos implicamos en esa tarea, pero recordamos a esa mayoría que los límites de lo que acordemos está en la actual Constitución. Así que esperamos que este rechazo a esperar a la discusión constitucional no pretenda ser la excusa de algunos para dilatar sine die la consecución de acuerdos porque prefieran vivir instalados en la queja y la reivindicación permanente. Nosotros no.

El socialismo vasco quiere que los vascos podamos refrendar de forma legal un nuevo acuerdo de convivencia que tenga un grado de consenso equivalente o superior al vigente, que busque reforzar nuestro autogobierno dentro de una España plural y una Europa Unida, y que sea tramitado conforme a la legalidad vigente.

Los socialistas no estaremos en otra cosa, como no estuvimos antes. La Euskadi a la que aspiramos es mucho más que una bandera y un himno.

Es la que nos acoge a todos y todas los que hemos decidido construir aquí nuestras vidas, pensemos como pensemos, y que lo podamos hacer con dignidad. Una Euskadi a mejorar, a transformar, con instrumentos de autogobierno más fuertes para ponerlos al servicio de esa dignidad ciudadana, y en donde las propuestas de fracturas se superen por proyectos de sumas.

Y nosotros queremos sumar a quienes creen que el autogobierno es pacto y es responsabilidad, quienes creen en ese acuerdo entre diferentes para traducirlo en nuevos derechos y oportunidades, a quienes apuesten por convivir mejor, por seguir construyendo puentes entre las distintas formas de sentirse vasco. A quienes creen que todo esto es el mejor motor para la nueva transformación que requiere Euskadi.

Esa es la tarea y el compromiso que el socialismo vasco renueva este 25 de octubre.

Recordando por qué estamos aquí, de qué hemos sido capaces y que está en nuestra mano dejar a la próxima generación una herencia de convivencia consolidada.

 

 

 

Bilbao, 25 de octubre de 2017