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Intervención de Idoia Mendia ante el Comité Nacional del PSE-EE (2019.06.05)

Intervención de la Secretaria General del PSE-EE, Idoia Mendia, ante el Comité Nacional (05/06/2019)

Arratsalde on. Buenas tardes. Celebramos este Comité Nacional para hacer una reflexión serena y compartida sobre los resultados de este doble ciclo electoral que acabamos de vivir. Una reflexión que exige una lectura rigurosa de unos buenos resultados, que avalan la estrategia seguida por el Partido Socialista, que avalan la forma que hemos elegido para hacer política desde el diálogo y el acuerdo en una sociedad que machaconamente nos recuerda su pluralidad.

Ese aval nos lo han dado las casi 253.000 personas que han llegado a elegir nuestra papeleta en estas citas con las urnas. Son quienes han confiado en una fuerza de progreso, que abre espacios de entendimiento que hagan posible la cohesión social y la convivencia.

Y son ya tantas como las que confiaban en el socialismo vasco en 2011, tanto si las comparamos con las generales como con las municipales y forales de aquel año, antes de que irrumpieran otras fuerzas que intentaban disputar nuestro mismo terreno político. Por tanto, dos primeras ideas que quería trasladar a este Comité:

  • Seguimos un camino ascendente, que nos invita a seguir trabajando en esa misma línea de ser la alternativa de gobierno desde la izquierda.
  • Hemos conseguido que nuestra apuesta política, la del acuerdo entre diferentes para centrar la agenda institucional en las preocupaciones de la gente, se haya abierto paso definitivamente en Euskadi y haya sido asumida por otras fuerzas políticas.

Esto es lo que ha avalado la ciudadanía. A lo que estamos esperando ahora es a saber si todos los partidos han sabido leer bien esos resultados. Si todos los partidos, en Euskadi y en el conjunto de España, han sabido entender la pluralidad, si han sabido entender que los ciudadanos quieren que los gobiernos se pongan en marcha para atender sus urgencias.

Que esas urgencias exigen estabilidad, exigen altura de miras y mucha responsabilidad. Que los grandes retos tecnológicos, económicos, demográficos o ambientales exigen mirada larga, exigen acuerdos de recorrido. Y que no se puede convertir la política en una campaña electoral permanente, donde hacer oposición se entienda como oponerse a todo y no comprometerse a nada.

La apuesta por el diálogo, los acuerdos, la pluralidad, el progreso y la convivencia no tiene marcha atrás. Quien le ponga zancadillas no se las estará haciendo a un rival político, se las pone al futuro de esta sociedad.

Y los socialistas una vez más, como siempre hemos hecho a lo largo de nuestra historia, vamos a dar utilidad a cada voto recibido, vamos a responder al compromiso adquirido con quienes nos han votado. Pero sobre todo vamos a ser responsables con toda la ciudadanía. Estamos para resolver sus problemas y eso es lo que haremos desde el Partido Socialista.

Y lo vamos a hacer con una visión de país. Porque somos el único partido que tiene esa capacidad para hacerlo y para hacerlo con coherencia. Por eso de nuevo hoy levantamos la mirada, porque queremos ver más allá de la urgencia de constituir gobiernos en todos los ámbitos. Para hacer política de largo recorrido.

Esas luces largas son las que se exigen para que Pedro Sánchez sea investido de nuevo como presidente del Gobierno. Hace apenas 13 meses España estaba sumida en un proceso de resignación y recortes de derechos y libertades, y en Euskadi se sumaba la limitación de nuestro autogobierno.

Y al PSOE, cometiendo un error que no es nuevo, se le daba por amortizado como alternativa. Pero ese mismo PSOE, en una semana, dio muestras de que era posible dar la vuelta a la agenda. Ante una sentencia de corrupción, no se quedó quieto, se atrevió a liderar una propuesta de regeneración democrática y de progreso.

Pedro Sánchez se puso al frente y la mayoría del Congreso le concedió su aval. En menos de un año puso los pilares para esa recuperación, que han notado en sus hogares los pensionistas, con la revalorización de sus ingresos, los trabajadores más precarios con la subida del SMI, las mujeres con un impulso de la igualdad que atraviesa todas las políticas… Y aquí en casa veíamos cómo se recuperaba el necesario diálogo institucional para avanzar en proyectos paralizados y respetar el autogobierno.

Cuando los independentismos y las derechas volvieron a sumar para bloquear los presupuestos que pretendían consolidar esa vía abierta, fuimos citados en las urnas. Y en las urnas quedó claro que había ganas de blindar el camino de progreso, de diálogo, de acuerdos.

Quedó clara la pluralidad que ya conocemos, y quedó claro que los ciudadanos quieren que se sepa gestionar la diversidad.

Esto es lo que algunos a día de hoy parece que no han entendido bien. Pero las elecciones municipales en el conjunto de España no han sido más que una réplica de una realidad que no se va a poder seguir escondiendo con mentiras ni manipulaciones, ni rescatando a ETA casi ocho años después de que la venciéramos, ni con insultos a quienes lo logramos resistiendo democráticamente. Porque esas han sido las herramientas con las que algunos construyeron sus campañas.

El problema enquistado en Cataluña y la puesta al día de la España descentralizada no se van a solucionar con órdagos independentistas ni con amenazas contra el autogobierno. Se solucionará con diálogo, negociación, acuerdo y legalidad, que es lo que ofrece Pedro Sánchez. Y no hay alternativa.

Lo que nos queda por ver en los próximos días es si el resto de partidos recuperan el sentido de responsabilidad que perdieron por el camino. Lo exigen los grandes retos que tenemos que afrontar y sólo el PSOE ha mostrado su capacidad para liderarlo.

Y esa fuerza socialista ha tenido un aval especial en Euskadi. En las elecciones generales fuimos el partido que más crecimos en votos, un 53% más que en 2016, frente al 38% de las fuerzas nacionalistas. Y fuimos también la federación que mejor evolución tuvimos tras Cataluña y Navarra. Hoy quiero volver a agradecer a esas casi 253.000 personas que volvieron a confiar en nosotros.

A quienes siempre estuvieron, y a quienes hemos conseguido incorporar al proyecto de progreso, pluralidad, diálogo y convivencia que ofrece nuestro partido. Ese es nuestro espacio, el que hemos ido recuperando a base de mucho trabajo en las instituciones y también desde cada agrupación.

Porque ese trabajo diario, el que se hace desde cada ayuntamiento o desde el Parlamento y el que se hace en cada barrio y cada pueblo, es el que va recogiendo frutos en forma de confianza. No es flor de un día, resultado de un titular llamativo o de un tuit ingenioso.

Y en el caso de las municipales, nosotros, que llevamos más de cien años haciéndolas, las campañas se trabajan en los 4 años que transcurren entre unas y otras, estando en los pueblos, con una estructura asentada, con candidatos pegados a las calles. Es lo que hemos hecho y por eso hemos recuperado el apoyo que teníamos en 2011 y además de forma homogénea en los tres territorios.

Por eso tenemos hoy 26 concejales más que hace cuatro años: 1 más en Álava, 15 más en Bizkaia y 10 más en Gipuzkoa. Una tendencia que también se aprecia en los tres territorios de Bizkaia, con un apoderado más; en Álava donde, con cinco más, hemos doblado la representación anterior, y en Gipuzkoa, donde hemos sumado 4.000 votos más.

Éste éxito se debe de nuevo a esa militancia comprometida que ha hecho posible que en estas elecciones hayamos presentado ofertas en más pueblos que nunca, hasta alcanzar el 99% de la población vasca.

Es un orgullo poder liderar un partido con esta capacidad de resistencia y de insistencia. Y es un orgullo comprobar la confianza que se tiene en unos líderes locales que han sabido sumar más votos: Mikel Torres en Portugalete, Txitxo Abascal en Ermua, Javi Martínez en Iruña de Oca, Miguel de los Toyos en Eibar, Jesús Zaballos en Lasarte, José Antonio Santano en Irun, y Mikel Serrano, de nuevo con mayoría absoluta, en Zumarraga.

Pero además, somos segunda fuerza política en Vitoria-Gasteiz, donde nos hemos quedado muy cerca del primer puesto, a sólo dos puntos de la alcaldía, confirmando las buenas sensaciones que teníamos.

Somos también la alternativa en Barakaldo, Pasaia, Renteria o Andoain. Y hemos recuperado esa segunda posición perdida, con un importante aumento de votos, en Bilbao, Sestao, Santurtzi, Muskiz, Abanto, Erandio o Basauri, además de seguir siendo una fuerza determinante en San Sebastián. 

Empezamos a ver el resultado de la apuesta que hicimos hace cinco años: estando en gobiernos o en oposición, ofrecer a la ciudadanía un espacio de estabilidad y certidumbre que favorezca el progreso, la cohesión social y la convivencia. Y vemos también que el panorama político se clarifica: 

  • El PNV se ha convertido en el voto refugio de mucho votante conservador que se siente huérfano ante un PP desorientado.
  • EH Bildu se ha convertido en el referente para quienes defienden el independentismo sin tapujos, sin esconder ni disimular sus intenciones y que cuenta con Podemos para apuntalar su poder allí donde suman.
  • Y, mientras, el Partido Socialista ha recuperado su papel de referente de la izquierda vasca responsable, una alternativa de progreso fiable, con vocación de gobernar y capacidad de acordar.

Por tanto, hoy el Partido Socialista es más fuerte y de manera más equilibrada.

Hoy los socialistas estamos mejor preparados y más confiados, y sabemos que somos el eje sobre el que se articularán las grandes políticas que debemos asumir como sociedad. Una situación de fortaleza que debe servir también de impulso para la nueva fase política que se abre en Euskadi. Porque iniciamos ahora la legislatura municipal, foral, española y europea.

Pero pronto cumpliremos también el tercer año de legislatura autonómica y nos corresponde ir poniendo en marcha todo el trabajo necesario para afrontar esa nueva cita electoral. Nos encontramos en un escenario ideal. Por primera vez en muchos años, vamos a poner el contador a cero de todas las instituciones y abrir un ciclo político sin elecciones de cerca de tres años.

Y los Socialistas Vascos lo queremos hacer, como en esta última etapa, al frente las principales instituciones y marcando las grandes políticas del país. Confío en que todos estemos a la altura.

Pero este Comité Nacional, como os decía al principio, es una parada previa para compartir la reflexión sobre esa gestión. Y quiero recordar de dónde veníamos porque es lo que nos permite ver mejor a dónde hemos llegado. Aunque las campañas lo hayan difuminado, este año se cumplen diez desde que el socialismo se puso al frente de Euskadi para poner fin a la política de trincheras y de ruptura de la convivencia que se había instalado en el país en la década anterior.

Lo hicimos contra pronóstico de todos, adversarios y observadores. Lo hicimos con casi todo en contra, menos nuestro compromiso. Lo hicimos para acabar con esas trincheras, para seguir construyendo país, seguir atendiendo a quienes lo necesitaban, seguir sosteniendo servicios públicos y acabar con ETA.

Lo hicimos para eso, y lo conseguimos. Cuando aquel Gobierno llegó a su fin, los socialistas decidimos no abandonar la tarea emprendida. Porque nuestra inversión era en la ciudadanía, en su mejora, en su progreso. Porque nosotros nos creemos el diálogo y el acuerdo siempre, gobernemos o no. Y mantuvimos la apuesta, aunque en aquel momento no tuviera premio electoral.

En el año 2014, en las elecciones europeas, irrumpió en el panorama político Podemos, una nueva fuerza con muchas promesas y una clara vocación, no de ser alternativa a las derechas sino de sustituir a la izquierda de siempre, a la socialista.

Fue entonces cuando me disteis vuestra confianza para dirigir el Partido Socialista de Euskadi en esa nueva etapa con nuevas incertidumbres políticas. Me comprometí a seguir abonando el camino iniciado. Pegados a la calle, pero haciendo política en las instituciones. En la pancarta y en los escaños. Receptivos y útiles. Utilizando cada voto para cambiar la realidad, para mejorarla. La izquierda de siempre, la reconocible.

Es así como empezamos a reconstruir puentes antes rotos. Es como empezamos a tejer alianzas con distintos. Los socialistas demostrábamos que sabíamos pactar desde la oposición con un Gobierno en minoría para hacer posible que se siguiera adelante con proyectos que nosotros mismos empezamos desde el Gobierno. Y demostramos también que éramos capaces de pactar con otros grupos de la oposición, como hicimos con la Ley de Vivienda.

Y demostramos otra cosa. Demostramos que no teníamos miedo no sólo a pactar, sino a mojarnos en la gobernabilidad. Tras las elecciones municipales de 2015 compartimos con el PNV una visión global sobre la estabilidad en nuestro país. Y luego fue la militancia la que en cada territorio, en cada pueblo, decidió si se comprometía o no en los gobiernos locales. Un año después, este Comité Nacional avaló profundizar en esa vía de compartir responsabilidades en el Gobierno vasco. Todas estas decisiones han sido meditadas, debatidas y compartidas. Todas han sido decisiones de riesgo. 

Y consideramos que frente al riesgo se imponía la oportunidad de acordar, y que ese acuerdo fuera una garantía para el conjunto de la ciudadanía. Que estábamos ante la oportunidad de presentar a la ciudadanía de Euskadi un proyecto de progreso conjunto. Que teníamos la oportunidad de que nuestros programas, nuestras propuestas, se reflejaran en las políticas.

La reflexión que os traslado como Secretaria General es que estoy convencida de que esas decisiones han sido un inmenso acierto. No ya por el resultado electoral. La decisión socialista es la que ha permitido un tiempo de tranquilidad, de serenidad en la política vasca, que ha permitido avanzar en iniciativas que se demoraban, facilitar la actividad económica, reforzar los servicios públicos.

Pero creo que la decisión socialista ha sido un inmenso acierto que ha blindado a Euskadi de reincidir en los errores del pasado, en los que nos enfrentaban. Tengo la firme convicción de que hemos cambiado la forma de hacer en la política vasca.

Sin ese papel que los Socialistas hemos sabido jugar, sin la responsabilidad que hemos sabido ejercer, hoy los gobiernos municipales, forales y de Euskadi estarían contaminados por la confrontación catalana.

Los socialistas hemos hecho que, en todas las instituciones donde éramos decisivos, no se adoptara una sola decisión excluyente ni que pusiera en riesgo la convivencia.

Que se apostara por medidas de progreso y cohesión. Ése es nuestro gran valor, el que nadie más puede ofrecer.

La política vasca sería muy distinta, a partir de este momento, si se pretende sacar al Partido Socialista de Euskadi y, con él, a la sociedad vasca del camino que marcan las políticas de acuerdo y entendimiento.

Y los que no entiendan esto, serán responsables de las consecuencias.

Otros partidos se ofrecen para moderar al PNV o para empujarle a la independencia. Nosotros pensamos que el PNV debe responsabilizarse de lo que hace y dice, y debe responder el PNV. Los Socialistas queremos hacer posibles los espacios de encuentro en un país plural para avanzar como sociedad y blindar la convivencia.

Es una apuesta de largo recorrido que mira más allá de la gobernabilidad o de un escaño arriba o abajo.

Gu ez gaude PNV lasaitzeko. Sozialistak politikan gaude pluraltasuna bermatzeko. Desberdinen arteko elkarbizitza sendotzeko.

Ez da matematika kontu bat. Etorkizuneko kontu bat da. Nahi dugun herria eraikitzeko bidea.

Euskal politika guztiz desberdina izango baitzen, Alderdi Sozialista gabe. Euskal politika guztiz desberdina litzateke, akordiorik gabe. Eta hau ulertzen ez duenak ez du azken hauteskundeetatik ezer ikasi.

Hauxe da Sozialistak egin dugun irakurketa.

Ez dela zinegotziak zenbatzeko momentua. Gizarte proiektu solidario eta aurrerakoi bat sustatzeko momentua baizik.

Eta Sozialistak horren alde lan egingo dugu.

Esta reflexión la compartimos en la Comisión Ejecutiva. Porque la primera condición para poder llegar a acuerdos con otros es reconocer la pluralidad, asumirla como un patrimonio a gestionar.

No se trata de poner números encima de la mesa.  Se trata de ver que, una vez más, como de forma insistente nos recuerda la ciudadanía cuando vota, Euskadi es un país extraordinariamente diverso, y el primer reto para afrontar otros es saber gestionar esa diversidad. Negarla o minimizarla haría que cada uno convirtiéramos en trinchera aquello que gestionamos. Y sería una grave equivocación.

Necesitamos estabilidad. No es una palabra retórica. No es un lema. Es un compromiso. Y estabilidad significa asumir la pluralidad y saber que, cuando no tienes mayoría suficiente para gobernar, tampoco puedes dedicar tus esfuerzos a boicotear. Estabilidad significa saber estar en el gobierno y en la oposición, significa lealtad y significa tranquilidad. Y la estabilidad se mide por la capacidad de llegar a acuerdos. Y los acuerdos se deben desarrollar sobre la base de la lealtad compartida. Lo contrario no se entendería.

Si algo ha demostrado el Partido Socialista a lo largo de su historia, ha sido su capacidad para promover grandes transformaciones del país aliándose con todos los agentes y sabiendo gestionar la pluralidad.

Es lo que venimos haciendo y lo que no queremos que nadie ponga en peligro

Porque es ahí donde nos jugamos las oportunidades de empleo digno, progreso económico, igualdad y cohesión social. Ésas son y serán nuestras prioridades. Ésa es nuestra agenda. Es la que hemos presentado y sobre la que construiremos cualquier acuerdo en el futuro.

Las elecciones nos han devuelto en el espejo la imagen que conocemos. La de una ciudadanía que distribuye su voto para que los partidos encontremos los puntos en los que podemos avanzar juntos. Es la forma en que los socialistas entendemos la política, y es como la vamos a seguir haciendo en el futuro.

Euskadi necesita reforzar sus certezas. Necesita que sus instituciones sigan centradas en los problemas de la gente para darles solución.

Necesita que los ayuntamientos se entiendan con las Diputaciones, con el Gobierno Vasco y el de España.

Que las instituciones colaboren para que en cada pueblo y ciudad haya oportunidades, que se pueda construir igualdad, que se eliminen barreras físicas, que se luche contra el cambio climático… Todo eso exige responsabilidad y los socialistas la vamos a ejercer. Tenemos un papel reforzado en la política vasca y vamos a saber utilizarlo una vez más.

 Seguimos con las luces largas, con altura de miras, con visión de futuro. Sabemos que somos garantía de estabilidad, progreso y convivencia, de lo que exige la ciudadanía, y nos proponemos consolidar y ampliar ese espacio central del liderazgo de la izquierda de gobierno. A ello nos vamos a dedicar con ahínco.

Y por supuesto cualquier acuerdo que alcancemos en Euskadi para la gobernabilidad y estabilidad de las instituciones se someterá a consulta a la militancia tal y como aprobamos en el último Congreso Federal.

Muchas gracias.

 

Bilbao, 5 de junio de 2019