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Intervención de la Secretaria General del PSE-EE, Idoia Mendia, en el Fórum Europa-Tribuna Euskadi

Intervención de la Secretaria General del PSE-EE, Idoia Mendia, en el Fórum Europa-Tribuna Euskadi

 

 

Bilbao, 20 de noviembre de 2017

 

Egunon guztioi. Mila esker guztioi gaur hemen izateagatik. Eta bereziki, Fórum Europa-Tribuna Euskadiri ekitaldi hau antolatzeagatik.

 

No puedo más que agradecer la presencia de Pedro esta mañana en Bilbao. Estamos en un momento trascendental de nuestra historia por muchas razones, aunque algunos muchas veces sigan tentados en jugar a la política en lugar de hacer política. Y el socialismo en España, y el vasco en particular, lleva un largo recorrido de reflexión sobre cómo ofrecer un proyecto que transmita esperanzas a una sociedad que tiene tantas razones para la desazón.

 

Por eso, cuando tenemos esa sensación de estar jugándonos todo, de estar jugando con el futuro de nuestros hijos, es especialmente reconfortante saber que hay un partido que está mirando por encima de lo inmediato, que está intentando abrir diálogos donde otros intentan levantar murallas, que está peleándose por encontrar soluciones donde otros no quieren más que generar problemas.

 

Los vascos necesitamos saber que hay una idea de España en la que tenemos cabida, en la que seguiremos teniendo cabida. Con nuestras singularidades, con nuestra férrea voluntad de ser responsables de nuestras decisiones, y también con una convicción que yo creo que es mayoritaria, de compartir un proyecto de convivencia y solidaridad con el resto de España.

 

Y Pedro Sánchez ofrece ese diálogo, en el que estamos también involucrados los socialistas vascos. Lo estamos poniendo en práctica con una visión de largo recorrido: la de ser corresponsables en las decisiones que afectan al día a día de los vascos. A su presente y a su futuro.

 

Agradezco a nuestro Secretario General el compromiso del PSOE de acompañarnos en este camino y avalar esos grandes acuerdos. De ratificar el compromiso que el socialismo español siempre ha tenido con el modelo de responsabilidad, pacto y solidaridad que asumimos con el Concierto y el Cupo. Y porque la vía del diálogo y el acuerdo se abra paso definitivamente en el conjunto de España como se ha abierto aquí.

 

De eso quiero hablar hoy en esta oportunidad que me vuelve a ofrecer este Fórum Europa. De los retos que tenemos como sociedad y de lo que el socialismo vasco está trabajando para hacer frente a los mismos.

 

La última vez que estuve en esta tribuna fue hace casi un año, y lo hice en Madrid. Quiero recordarlo porque entonces dediqué mi intervención a explicar el acuerdo que acabábamos de firmar con el PNV para la gobernabilidad de Euskadi. Y relaté cómo aquel pacto era más que una coalición de gobierno al uso, que era más que un reparto de áreas de gestión, más que una idea compartida con un rival político para salvar una legislatura.

 

Hablé de un acuerdo de país de mirada larga, de aprovechar la oportunidad que se nos daba por primera vez en la historia de acordar entre diferentes sin amenazas violentas, de la inmensa ventana que se nos abría para adoptar decisiones que van a marcar el futuro de la próxima generación. Porque aquello que decidamos ahora sobre nuestra Sanidad, nuestra Educación, nuestra protección social, nuestro impulso a la economía va a marcar a quienes nos siguen. Y lo que no decidamos también.

 

Pues bien, de todo esto estuve hablando para explicar la importancia de aquel acuerdo. Hoy, un año después, miramos a Cataluña. Y cada vez que lo hacemos en el socialismo vasco nos ratificamos aún más en aquel acuerdo que estamos desarrollando en Euskadi, en la importancia que tiene para la ciudadanía, para su cohesión, que los partidos empiecen por reconocer la pluralidad del país, y que a partir de ese reconocimiento, sin renuncia de los postulados de nadie, sean capaces de tejer confianzas y trenzar acuerdos que permitan el progreso conjunto.

 

Eso es lo que esperamos el 21 de diciembre. Las elecciones no son la solución del conflicto catalán, sino una ventana que se abre para que salga algo más que un gobierno. Porque sí, hace mucha falta a los catalanes que haya un Gobierno que se ocupe de aquello que ha quedado orillado en este tiempo.

 

Necesitan un Gobierno que gestione su sanidad, su educación, su modelo económico, pero sobre todo de las elecciones tiene que salir un Parlamento y un Gobierno que entiendan su razón de ser y los retos que tienen por delante. Que entiendan que es la ley la que les da el poder de gestión, pero es también la que les da la responsabilidad de liderar un gran acuerdo de país en el que vuelva a sentirse reconocido el conjunto de la ciudadanía catalana.

 

Esto lo tiene bien entendido el socialismo y especialmente mis compañeros catalanes. Han sido durante semanas, a través de sus alcaldes y alcaldesas, el último refugio de la seguridad de las instituciones. Cuando el independentismo dinamitó el autogobierno en aquella sesión doble de septiembre, los regidores socialistas decidieron mantenerse en la estricta legalidad.

 

Y eso es algo más que una pose. Esa actitud es la que permitió a los funcionarios de esos ayuntamientos saber que no se les iba a forzar a ninguna decisión que comprometiera su futuro. Y permitió que los ciudadanos de esos municipios supieran también que en su ayuntamiento iban a contar con un lugar seguro.

 

Esa fortaleza, a pesar de sentirse señalados, a pesar de que te acusen de traidor en tu propio pueblo, es el orgullo que hemos compartido con especial sensibilidad los socialistas vascos, que tanto sufrimos esa presión. Supimos no solo resistirla, sino convertirla en palanca de nuestras actuaciones.

 

Así creo que va a ocurrir con el socialismo catalán en estas elecciones. Y no lo digo como si fuera un mero eslogan electoral. Es que los compañeros y compañeras encabezadas por Miquel Iceta han demostrado por encima de todo que son capaces de entender esa pluralidad y de gestionarla, de tender puentes cuando todo parece hundirse, de no renunciar nunca a hablar con tu mayor rival, sea un president que arrastra a su pueblo al precipicio, sea un presidente al que le puedas reprochar el mayor de los inmovilismos.

 

Ningún reproche ha sido excusa para dejar de buscar una salida. Miquel Iceta ha demostrado que en medio de la dificultad había espacio para encontrarse con el diferente, para intentarlo al menos.

 

Por eso creemos que es la mejor opción. La que tiene vocación de gestionar la pluralidad interna para poder ofrecer un proyecto compartido. La que trabajamos en Euskadi. La que trabajamos para el conjunto de España.

Hay una cosa que no debemos olvidar los socialistas: somos una fuerza transformadora de la realidad. Así lo hemos demostrado cada vez que hemos sido capaces de liderar esa diversidad que hay en nuestro país. Porque el PSOE es plural como lo es España. Lo que une a las distintas formas de sentirnos socialistas es que tenemos un proyecto compartido sobre los principios de igualdad, justicia social y solidaridad. Un proyecto que sabe respetar e integrar las singularidades.

Lo que une a las distintas formas de sentirse ciudadano es la voluntad de conformar una comunidad con iguales derechos y obligaciones.

Para nosotros, esa debe ser la fuerza del progresismo. Porque a las izquierdas no se les reconoce por construir países, por levantar muros, por dibujar fronteras. A la izquierda se le reconoce históricamente por construir comunidades ciudadanas con derechos y obligaciones iguales para todos, por levantar derechos y por dibujar esperanzas a quienes creen que lo han perdido todo.

En este momento de la historia en el que algunos se empeñan en decir que las ideologías no sirven, que da igual ser de izquierdas o derechas, nosotros reivindicamos que a los progresistas se nos visibilice por mantener izada la bandera de la igualdad, por dar respuestas, por plantear soluciones. Eso es lo que nos debe diferenciar de quienes sólo plantean problemas y proclamas.

Es una lección bien interiorizada por el socialismo vasco. Y en nuestro reciente Congreso decidimos que había llegado el momento de poner a un partido que fue fuerte en la resistencia al frente de un proyecto que sea fuerte para los progresistas. Porque cuanto más fuerte ha sido el socialismo, más fuertes han sido los ciudadanos en sus derechos.

Ahora esos derechos están en peligro. Lo están porque mientras el capitalismo ha sabido reinventarse, las fuerzas de progreso hemos estado poniendo remiendos con viejos remedios. Y ello ha conducido a otra realidad global a la que estamos asistiendo con estupor: la falta de respuestas de esperanza está llevando a un escenario extraordinariamente peligroso en demasiados países liderados por nacionalismos exacerbados, fundamentalismos religiosos y populismos. Recetas sencillas para problemas complejos.

 

Es el refugio que están buscando amplias bolsas de población envejecida, desorientada, enfadada y que se siente traicionada. Un potente grupo social que ha comenzado un lento repliegue étnico y político hacia posiciones más extremas. Que no es capaz de soportar las exigencias de la segunda globalización que se expande desde hace dos décadas.

 

Necesitamos recuperar la autoridad moral ante esos colectivos. La sociedad necesita que el socialismo recupere la voz alta y clara para decir que se puede admitir un sistema de economía de mercado, pero que nunca se permitirá la creación de una sociedad de mercado.

Por eso, quiero referirme a los mayores peligros a los que se enfrenta nuestra sociedad y a las mayores oportunidades que tenemos para reinventarnos desde la izquierda. Reinventarnos, pero sin abandonar nuestros principios. Porque esos nuevos retos exigen nuevas respuestas, pero sin olvidar nunca la razón de ser de este partido: la igualdad, la solidaridad y la justicia social.

Es evidente que desde el socialismo vasco no podemos dar respuesta a los problemas de la socialdemocracia en el mundo. Pero lo que sí sabemos es que desde lo local hemos sabido en el pasado, y pretendemos en el futuro, atender las necesidades de quienes más han sufrido los embates del liberalismo radical en nuestro entorno.

El socialismo, por mucho que se le pueda criticar, ha intentado paliar los efectos de esta enorme crisis. Lo hicimos desde el Gobierno vasco hace dos legislaturas. Lo seguimos haciendo en nuestra etapa de oposición más reciente, con medidas conocidas sobre compensaciones por repago farmacéutico, ayudas contra la pobreza energética, extensión de derechos sociales como el de la vivienda o la protección social...

 

No es cuestión menor. Estamos hablando de que un millar de personas hayan accedido a un techo bajo el que vivir, que no les corten la luz o el gas, o que más de cien mil pensionistas puedan pagar las medicinas que les recetan. Tampoco es cuestión menor que esa pelea que hicimos desde la oposición se haya consolidado como compromisos de Gobierno en la presente legislatura. Y que éste, a pesar de que pudiera parecer otra cosa, esté siendo el eje de nuestros debates institucionales.

 

La agenda social se ha instalado definitivamente en la agenda institucional, y creemos que ha sido por nuestro empeño. Lo creemos porque podemos demostrarlo con nuestras decisiones y nuestras iniciativas. Hemos hecho esta reflexión en nuestro Congreso, y decimos que estos esfuerzos no bastan.

 

A mí me suele gustar comparar la acción política necesaria con la atención que se requiere de un conductor de un vehículo.

 

Hay que saber utilizar las luces. Las de posición, las cortas y las largas. Las que están para que te vean, las que están para ver hasta la próxima curva, las que miran el tramo más largo. Hay partidos que prefieren quedarse sólo en las de posición, en ser vistos. Hay otros que se atreven a mirar un poco más allá y atender lo urgente. Y hay otros que, además de unas y otras, utilizamos las largas, las que deben prevenirnos ante cualquier eventualidad en el medio y largo tramo que debemos recorrer.

 

En eso estamos. En eso trabajamos. Y en eso nos hemos empeñado en el acuerdo de gobernabilidad que firmamos hace un año: en que se pongan las bases para las grandes reformas que necesita este país, sobre nuestro modelo económico y nuestro modelo social.

Es empeño nuestro, socialista, sí. Desde que soy Secretaria General de este partido en la totalidad de mis intervenciones he introducido este debate de futuro. Porque me niego rotundamente a que la gestión del día a día nos consuma nuestras energías y sirva de excusa para no elevar la mirada.

 

Insisto, insistiré, en la inmensa responsabilidad que tenemos de legar a nuestros hijos una herencia mejor que la que nosotros recibimos. Y por eso, el primer compromiso que adquirimos en nuestro Congreso, y que les traslado aquí, es que no vamos a eludir esa responsabilidad.

 

Esa fue la razón principal por la que tomé la decisión de no formar parte del actual Gobierno: porque creo que la confianza que me han dado mis compañeros y compañeras para continuar al frente de este partido la debo volcar en prepararnos para el liderazgo de la nueva transformación que requiere Euskadi.

 

Estamos ante una suma de retos: económicos, demográficos, sociales, migratorios, culturales, tecnológicos. Para los socialistas todos ellos están profundamente ligados a nuestro proyecto de igualdad. Y añadimos: nuestro proyecto de igualdad es un proyecto de competitividad y de cohesión social, íntimamente unidos.

 

Porque hay una tendencia liberal muy propagada según la cual hablar de competitividad de un país supone cuestionar el bienestar social. Es recurrente que cada vez que se plantean los problemas de demografía, se cuestione la sostenibilidad de los servicios públicos.

 

Pues bien. Para mi partido, el bienestar social es esa red pública que hemos sabido construir en sanidad, educación, pensiones o, como es tan destacable en Euskadi, la RGI. Todo lo que garantiza los derechos básicos a la salud, a la enseñanza, a una vejez digna o a una ayuda cuando alguien cae en un bache en la vida.

 

Y lo que es constatable es que las sociedades que más han progresado y han sido más competitivas, son las que más satisfacen esos derechos desde una red pública.

 

Nos gusta mirarnos mucho en el espejo de determinados países nórdicos. Miremos también esta realidad. Lo urgente en este momento es el rescate social de quienes se han quedado atrás. Es sabido que está en marcha el debate sobre nuestro sistema de protección social. El más avanzado de España. El que ha conseguido que más de 65.000 familias que se descolgaban de sus empleos, del bienestar, de las oportunidades, hayan tenido unos ingresos garantizados.

 

Nos sentimos profundamente orgullosos de haber sido arquitectos de ese colchón social. Pero no nos sentimos satisfechos. Queremos que la ayuda llegue siempre a quien lo necesite, pero queremos sobre todo que cada vez haya menos gente que necesite ayudas. Por eso, de forma paralela a la reforma que hemos acordado dentro del Gobierno, hemos abierto un ciclo de reflexiones sobre este modelo. Hemos querido que expertos en economía, en sociología, en gestión de recursos sociales nos trasladen su visión.

 

La Fundación Ramón Rubial se ha encargado de organizar este ciclo, que empezamos hace un mes, seguirá pasado mañana y cerraremos en diciembre. Pretendemos acercar nuestra reflexión a quienes estén interesados, y trasladar esas conclusiones al Parlamento. Queremos superar el debate del reparto de sobras y entrar de lleno en el debate de extensión de derechos.

 

Ésta ha sido la tarea más inmediata iniciada tras nuestro Congreso, pero no la única. Nuestra ponencia política, nuestro marco de actuación como partido para estos cuatro años es de largo recorrido. Y la Comisión Ejecutiva que dirijo ya tiene en marcha otras reflexiones.

 

Estamos en una de las sociedades más envejecidas de Europa. Nosotros creemos que es una realidad que hasta ahora sólo hemos afrontado con parches. Con políticas voluntaristas, con políticas con las que se ha intentado, hemos intentado, favorecer la natalidad.

 

Pero se está demostrando que no se tienen hijos por recibir un dinero a cambio. Que esta política bienintencionada en la que hemos participado todos no está dando los resultados deseados. Que ya vamos tarde en la reacción porque, aunque ahora tomáramos medidas inmediatas que favorezcan otras decisiones de quienes quieren ser madres o padres, no solucionaríamos los problemas que se nos plantean en el corto y medio plazo.

 

El envejecimiento es algo que debemos analizar desde todos los puntos de vista, porque atraviesa, y atravesará más en un futuro muy próximo, la totalidad de las políticas públicas: a las sociosanitarias, las educativas, las de generación de empleo, las formativas, las de derechos laborales de quienes se incorporan al mercado de trabajo desde la economía digital. Porque la nueva revolución industrial no puede suponer un salto adelante en tecnología y un salto atrás de un siglo en derechos.

 

Recordaré que esto ya estaba en nuestra agenda cuando tuvimos la responsabilidad de gobernar con el lehendakari Patxi López. Fuimos pioneros en la puesta en marcha en España de una estrategia de crónicos en el área de salud.

Y aquel Ejecutivo creó un Consejo asesor, formado por expertos independientes, que analizó esta cuestión del envejecimiento, que hizo ya un diagnóstico y una proyección integral de las políticas necesarias para abordar esta realidad.

 

También desde aquel Gobierno nuestro aplicamos, en lo más duro de la crisis, políticas anticíclicas en materia de innovación e investigación. Esas políticas nos pusieron a la cabeza de Europa, y ahora las mantenemos con un compromiso de aumentar anualmente las partidas a esta cuestión. Pero no nos resulta suficiente lo hecho hasta ahora. No nos resultan suficientes ni rankings ni subidas del PIB si la recuperación económica no va acompañada de la recuperación de quienes se han ido quedando atrás en esta década.

 

Y de que, de una vez por todas, se recupere a la mujer. De que ocupe el lugar que le corresponde en la economía y en la sociedad. Su desigualdad está en la trastienda de muchos de nuestros problemas, de los de todos. Desde la gran brecha salarial hasta la limitación de perspectivas profesionales en caso de ser madre pasando por las limitaciones de la propia conciliación.

 

El PSOE ya ha reclamado en el Congreso una Ley de Igualdad Salarial. Esta ley supondría la base misma para cortar muchas otras desigualdades. Pero hacen falta también medidas en el ámbito de la negociación colectiva, y afecta a los agentes sociales: la conciliación debe estar ya en el centro de los acuerdos entre las empresas y los representantes de los trabajadores, como uno de los ejes vertebradores de la igualdad laboral.

 

En definitiva, una sociedad cohesionada depende de la calidad de vida de las personas, de su bienestar, de la garantía de sus derechos a la salud, a la educación, a una pensión digna y a una protección cuando se tuercen las cosas. Y los hechos nos demuestran que acompasar el progreso económico y el progreso social nos ha dado las mejores páginas de nuestra historia.

 

Son ideas que exigen una gran inversión social. Que exigen que los recursos públicos sean aportados por el conjunto de la ciudadanía, con criterios de eficacia, progresividad y justicia social. Y que exigen, por encima de todo, una estabilidad institucional y la tranquilidad social que facilita una red pública en la que todos los ciudadanos tienen atendidas sus necesidades.

 

Todo ello forma parte del atractivo y de la potencialidad económica de Euskadi. Todo ello forma parte del nivel de bienestar que queremos seguir manteniendo en el futuro.

Y para todo eso reivindicamos el acuerdo. El acuerdo sincero. El acuerdo amplio y transversal. Sin vetos, sin exclusiones.

 

Los socialistas estamos dispuestos a hablar con todos, a buscar puntos de encuentro con todos, en torno a unos Presupuestos que son fundamentales para mantener esta estabilidad y avanzar en las grandes reformas que necesita el país. El Partido Socialista está dispuesto a remangarse para hacer posible este acuerdo. Estamos dispuestos a hacer todos los esfuerzos que sean necesarios, allí donde haga falta, si esto redunda en el beneficio de la ciudadanía.

 

Porque entendemos que hay cosas que no nos podemos permitir desperdiciar. Son momentos de incertidumbre política, de riesgos globales que se ciernen sobre nosotros, de inmenso ruido alrededor. Cuando ocurre todo esto, el dinamismo económico y la fortaleza institucional de los que goza hoy Euskadi, es un lujo que no nos podemos arriesgar a perder.

 

Los Socialistas Vascos vamos a estar a la altura de las circunstancias. Pero pedimos la misma responsabilidad al resto de fuerzas. A EHBildu, a Podemos y al PP.

 

Y digo a los tres, porque Bildu todavía está a tiempo de pensar en los presupuestos que atiendan las necesidades de los vascos en vez de pensar en las necesidades que tienen los independentistas catalanes.

 

La semana pasada, al compararnos con Cataluña, el compañero Borrell hablaba del oasis vasco. Mantener este remanso de paz es algo que corresponde a todas las fuerzas y no sólo al Partido Socialista.

 

Somos conscientes de que el Gobierno necesita sumar numéricamente. Pero sobre todo, también lo he dicho en otras ocasiones, es el país, la ciudadanía, la que necesita esos grandes acuerdos. Consensos amplios que ofrezcan un sistema público y garantista de derechos para toda una próxima generación.

 

Porque el día a día parlamentario, en plenos y comisiones, es un relato de mandatos al Gobierno pactados con absolutamente todos los grupos. Aunque se deslicen públicamente otras cosas, muchas de las resoluciones se adoptan por unanimidad, o con unos y otros indistintamente. Y esos mandatos que alcanzan tan amplio respaldo deben tener su reflejo presupuestario.

 

Esperamos por tanto las aportaciones que los grupos puedan realizar al proyecto presupuestario para que se haga aquello que esos mismos grupos demandan. Los socialistas desde luego mantenemos esa mano tendida a todos.

 

Y les añado: estamos tan convencidos de que esta fórmula es la correcta que les anuncio que va a haber presupuestos en todas las instituciones de Euskadi. Porque los socialistas nos vamos a empeñar en hacerlo posible.

 

Aurrekontuak ezinbesteko tresna dira, euskal gizarteak dituen helburuak aurrera eramateko. Eta Sozialistok gure esku dagoen guztia egingo dugu akordio zabal bat lortzeko. Uste dugulako funtsezkoa dela momentu honetan egonkortasuna mantentzea euskal politikan.

 

Egoerak eskatzen duen mailan izango gara. Eta espero dugu denok berdin jokatzea. Bildu, Podemos, Alderdi Popularrari dei egiten diet. Denon erantzukizuna baita ekonomia sustatzea, enplegua sortzea eta Euskadiko zerbitzu publikoak mantentzea.

 

Hitz egiteko garaia da. Baina gauza bat argi utzi nahi dut: aurrekontuak izango ditugula euskal erakunde guztietan. Ziur nago. Sozialistok hala izatea posible egingo baitugu.

 

Mantenemos esa mano tendida especialmente en esta sociedad que tanto ha sufrido por culpa de quienes utilizaron el terror para romperla. Y constatamos que el mayor lazo que nos une a los diferentes es el Estatuto de Gernika. Es el único gran pacto de convivencia que hemos tenido ocasión de refrendar. Lo hicimos a pesar de todo. A pesar de los recelos con resabios de los viejos tiempos. Lo hicimos a pesar de quienes recibieron los nuevos tiempos bajo nuevas bombas, nuevos tiros, nuevas amenazas. Volvimos a ganar esa batalla.

 

Ahora tenemos esa oportunidad inédita de renovar ese acuerdo integrando a quienes no quisieron estar en su día. Integrando a quienes entonces no pudieron votar y reclaman ahora su derecho a participar. Por eso hemos propuesto que se haga partiendo de una reforma constitucional en sentido federal. Es la que nos ofrece más garantías, la que nos abre más posibilidades, la que nos da más seguridades. Como nuestra propuesta es conocida, y como el rechazo mayoritario de la Cámara a esta espera también es conocido, no daré más explicaciones. Me quedaré con lo que proponemos dentro del actual marco: perfeccionar nuestro gran pacto de convivencia para vivir mejor. Hacerlo con un reconocimiento, que hoy no existe, sobre nuestras especificidades: nuestro idioma, nuestra pluralidad de sentimientos, nuestra victoria democrática sobre quienes usaron el terror, nuestra voluntad compartida de conformar una comunidad política de ciudadanía.

Y desde ahí, blindar los derechos sociales. Los que están ya recogidos y los que hemos conquistado incluso sin necesidad de transferencias, como la vivienda, la RGI, la transparencia y la participación, los medioambientales. Definir con claridad los derechos y obligaciones de los vascos y de las instituciones, las autonómicas y las que se distribuyen en los territorios históricos y los ayuntamientos. E intentar ver la fórmula que el actual marco jurídico nos da para que nuestra voz sea tenida en cuenta allí donde se toman decisiones que nos afectan, especialmente en Europa.

 

Nuestra posición la tenemos concretada hace casi dos años en el registro de la Cámara. Estamos ahora en el momento de definir las bases que podamos compartir mayoritariamente los grupos sobre las que elaborar el nuevo Estatuto.

 

Hemos comprobado que el último partido incorporado a la actividad institucional se acerca a nuestras tesis de un autogobierno más social y más útil para la ciudadanía. Elkarrekin Podemos hace un planteamiento próximo al socialista. Y también vemos que pretende que esa apuesta por un autogobierno más avanzado socialmente no quede abortado por los máximos de la parte nacionalista de nuestra sociedad.

 

Apreciamos también que, frente a discursos que mantenían hasta hace bien poco, ya no buscan arrasar con los grandes pactos del pasado. Entendemos que vienen a reconocer que los cimientos son sólidos, que lo que hay es un desgaste de materiales por el uso intensivo que hemos hecho del autogobierno y que eso es lo que tenemos que revisar. Es lo que veníamos pidiendo, y hemos llegado a ese punto de encuentro.

 

Es conocido que nosotros no aceptamos el derecho a decidir la secesión, que es el significado último del derecho a decidir que plantean los nacionalistas, aunque lo quieran disfrazar. Nosotros no participaremos en una sola propuesta que se salte la legalidad y propicie la confrontación entre ciudadanos. Ya lo hemos vivido. Ya lo hemos sufrido. No más.

 

Pero está claro que esta cuestión la quieren tratar otros. En ese sentido, nos parece oportuna la propuesta de sacar ese debate de la actualización de nuestro autogobierno, dejarlo en un momento y un ámbito separado, y abordarlo a través de una iniciativa que suscriban sólo los grupos interesados para trasladarla a las Cortes Generales, que es el ámbito donde realmente se puede tratar esta cuestión.

 

Ésa es la posición que nos ha trasladado hasta ahora, y creemos que desbloquearía los trabajos en los que estamos.

Porque ya les avanzo que los socialistas constatamos puntos de enormes posibles coincidencias con otros grupos, con la mayoría, algunos incluso unánimes. Coincidencias que posibilitarían la actualización pendiente de nuestro autogobierno.

 

Si Podemos mantiene su propuesta de desbloqueo, les traslado un nuevo compromiso en esta tribuna: vamos a respaldar ese planteamiento. No respaldamos el contenido de una iniciativa que quiera reconocer un derecho a decidir, seguimos considerando que no tiene cabida en nuestro ordenamiento. Pero sí respaldamos que quienes se enfrascan aquí en ese debate infinito lo lleven al único lugar donde vehicularlo, y que así se trate de forma separada al debate estatutario.

 

Vamos a desbloquear el necesario reforzamiento de nuestro autogobierno. A pesar de que otros se nieguen a atender nuestro empeño en esperar a la reforma federal de la Constitución. A pesar de eso. Lo que nos importa es contar con una herramienta más segura para que desde nuestras instituciones podamos atender las necesidades diarias de nuestros ciudadanos y los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad.

 

Sozialistok ez gaude erabakitzeko eskubidearen alde. Ezaguna da. Legearen aurka doalako eta gizartea bitan zatitzen duelako. Baina Podemosen proposamena aintzat hartzen dugu. Gai hori, Estatutuaren erreformaren eztabaidatik kanpo utzi. Eta gaur dugun foroa erabili gure autogobernuan sakontzeko.

 

Desadostasunak alde batera utzi behar ditugu, bat gatozen horretan aurrera egiteko; alegia, erakundeak herritarren zerbitzura ipini. Politika publikoak jendearen arazoen konponketara bideratu. Horixe da gure xedea.

 

He hablado de los retos a los que se enfrenta el mundo y que nos afectan. He hablado de los retos de encaje de territorios con vocación de autogobierno, que los vascos compartimos con otros lugares de España y del mundo. Y junto a todos esos retos, nuestro hecho diferencial: el de construir la convivencia rasgada por ETA.

 

Hemos conseguido ya un país donde a nadie le maten por sus ideas. Es ya un gran legado que dejaremos a nuestros hijos. Pero nos queda legarles un país donde todos sepan que aquí se mató por pensar diferente.

 

Este 20 de noviembre es de muchos recuerdos para los familiares de José Benito Sánchez y Benjamín Sancho, policías asesinados por ETA en vísperas de que se aprobara la Constitución. Y para los políticos Santi Brouard y Josu Muguruza, asesinados años después de que se pusiera en marcha un Estado de Derecho que garantizara la libre defensa de las ideas de todos.

Apenas quedan fechas despejadas en el calendario donde haya alguien en este país, en Euskadi y en muchos rincones de España, que no eche en falta a alguien que jamás debió morir asesinado. Ese recuerdo, esas víctimas han sido en el pasado el motor de las políticas públicas que han avanzado en su reconocimiento y reparación. Y lo tienen que seguir siendo.

 

Es lo que estamos intentando avanzar en la ponencia en marcha en el Parlamento vasco. Soy consciente de las suspicacias que levantan estos trabajos. Pero los socialistas hemos propuesto, y hemos conseguido que lo respalden otros grupos, que la primera voz que oigamos sobre todos los asuntos pendientes sea la de las propias víctimas.

 

Ellas también son plurales. También debemos entenderlo. Sin equiparaciones, sin equidistancias, sin confundir nunca víctimas ni victimarios. Cualquier cosa que hagamos en su favor nunca será suficiente para compensarles. Pero cualquier otra iniciativa, como posibles cambios en política penitenciaria, tampoco puede ser entendida como traición.

 

Será esencial la pedagogía, desde la empatía hacia ellas, para lograr su implicación. Y eso es lo que hemos buscado en la discreción que nos permite el formato de trabajo de la ponencia.

 

Les hemos pedido opinión sobre los asuntos pendientes, sobre todos. Porque su voz tiene que ser escuchada cuando se abordan las cuestiones que afectan a quienes les han hecho ser víctimas. Y porque necesitan además algo pendiente: no sólo el reconocimiento del daño causado, sino la deslegitimación plena del terrorismo. Necesitan el reconocimiento por parte de todos de que jamás hubo una sola razón, ni política ni de Estado, para que alguien fuera asesinado ni amenazado. A ETA le queda el anuncio de su disolución, a nosotros alcanzar ese gran acuerdo transversal y unánime.

 

Y hay una última cuestión a la que me quiero referir y que también hemos abordado en nuestro reciente Congreso: la función de nuestra organización. Este año estamos recordando los 40 años del Partido Socialista de Euskadi. El año que viene conmemoraremos 25 de cuando sumamos fuerzas con Euskadiko Ezkerra. Dos efemérides de esta casa común de la izquierda. La que alberga a quienes sabemos que tenemos que dar respuestas hoy que sirvan para mañana.

 

Recordamos que supimos ofrecer certezas y seguridad a toda una generación anterior y que es nuestro aval para ofrecer certezas y seguridad a la próxima generación.

Y estamos ya en un proceso de apertura y recuperación de nuestras casas del pueblo y ezkertokis para volver a liderar ese espacio que siga sumando a quienes respiran el mismo anhelo de igualdad, justicia social, solidaridad, pluralidad y libertad. De compartir esos principios con el resto de España y con Europa, desde el respeto, desde el reconocimiento mutuo. Sin complejos ni miedos.

 

Las mayores épocas de progreso se han producido cuando los socialistas hemos impregnado de progresismo las políticas públicas y queremos sumar a quienes tengan esa misma ambición.

Termino ya. He querido aprovechar este espacio que se me ofrece para presentar la apuesta socialista para los próximos tiempos. He querido enunciarles, aunque sea de forma resumida, las grandes reflexiones en las que ya estamos para abordar los retos del futuro. Pero no perdemos de vista lo inmediato.

 

Los Socialistas Vascos tenemos la convicción de que estamos en una legislatura que puede ser determinante. Estamos ante una gran oportunidad para dar un paso decisivo en la modernización del país, de nuestra economía, en la mejora de la calidad de vida y en la consolidación de derechos sociales y de ciudadanía. Y como nos enseñó nuestro maestro Ramón Rubial, tenemos que ser capaces de gestionar el presente y generar el futuro.

No me cansaré de repetir que en ausencia de violencia y amenaza debemos ser capaces de ampliar los grandes acuerdos que hicieron nuestros mayores entre ruidos de sables y bombas terroristas. Damos al pacto mayor valor que nunca. Queremos conjurarnos en ensancharlos. Y estas últimas palabras son el resumen de los compromisos que han querido marcar toda esta intervención.

 

Muchas gracias.