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Intervención de Idoia Mendia en el desayuno informativo de Tribuna Euskadi para presentar a Jesús Loza

Intervención de Idoia Mendia en el desayuno informativo de Tribuna Euskadi para presentar a Jesús Loza

Bilbao, 31 de octubre de 2018

Egunon guztioi. Buenos días.

Tengo el difícil encargo de presentar a Jesus Loza. Y es que es complicado presentar a alguien tan conocido en tantos ámbitos sociales y políticos en Euskadi.

Le conocen muy bien sus muchos pacientes, los que ha atendido a lo larga de su interrumpida carrera profesional como médico. Le conocen bien en la gestión de algo tan delicado para los derechos de la ciudadanía como es un Hospital, el de Txagorritxu en este caso, justo en el momento en el que se aprobó la Ley Lluch. La que garantizó la sanidad universal. Y en el momento en el que se comenzó la transferencia de esta área a Euskadi, cuando los vascos decidimos hacernos responsables de organizar un sistema público innovador y garantista.

Le conocen muy bien los vecinos y vecina de Vitoria, y los de Álava, a quienes dedicó una década larga del mucho tiempo que ha destinado al servicio público desde las instituciones.

Le conocen muy bien los colectivos que atienden a quienes tienen más dificultades en la vida, por todo el tiempo que ha empleado a las áreas de servicios sociales en el ámbito municipal y foral, pero también desde el Gobierno vasco.

Le conocen mucho y para bien quienes han sufrido la vulneración de su derecho más elemental, el de la vida, el de la integridad física: las víctimas del terrorismo, en quienes ha volcado su compromiso profundo con la memoria, la dignidad, la reparación y la pluralidad. Un compromiso que le llevó a ser el primer Comisionado, el más alto rango, para organizar el tiempo en el que, derrotado el terror, ganáramos la convivencia.

Y le conocemos muy bien en el Parlamento. No ya en el grupo socialista. Le conocen todos los demás partidos que han tenido oportunidad de compartir ese espacio para el debate y el acuerdo durante otra década de su vida que le dedicó a la Cámara. Porque todos los demás partidos han sabido de su capacidad de abrir espacios de encuentro en cada materia que se tratara.

Por eso, cuando el pasado 1 de junio se abrió en España también el tiempo del diálogo y el acuerdo, le propuse al presidente Pedro Sánchez que en la Delegación del Gobierno necesitábamos conocimiento de la Administración en todos sus niveles, compromiso con el desarrollo de nuestro autogobierno, complicidad con las víctimas del terrorismo, y cintura política para conciliar posiciones diversas que son propias de una sociedad plural como la vasca. Que necesitábamos a Jesús Loza.

Porque todavía hay quien no se ha dado cuenta del momento en el que vivimos en Euskadi, España y Europa. Hay quien está empeñado en que el ruido enfangue el debate político.

Son quienes no quieren entender que en todos los ámbitos en los que nos movemos, en todos los niveles institucionales donde se toman medidas que afectan a la vida diaria de la gente, van a hacer falta pactos de amplio espectro.

Pactos de fondo para blindar el sistema de bienestar que cohesiona a una sociedad y que propicia la estabilidad que requiere el progreso económico.

Pactos para afrontar el reto demográfico, el envejecimiento de la población, la necesidad de mano de obra formada y adaptada a nuevos empleos. La necesidad de abordar los movimientos migratorios como elemento provechoso para quienes vienen a buscarse una vida más próspera y para quienes buscan nuevos perfiles en sus empresas.

Pactos para hacer frente a los retos tecnológicos, a la actualización permanente de nuestras industrias, nuestros empleos…

En definitiva, pactos de fondo para conciliar intereses y derechos. Para convivir en una Euskadi, una España y una Europa mestizas y diversas que exigen más colaboración y menos barreras.

Una sociedad en la que no se expidan carnés de vasquidad ni de sentimientos. Porque les confieso que me preocupa extraordinariamente haber escuchado hace sólo unos días que una propuesta de dos centenares de personas de este país abogando por un modelo determinado de convivencia, a través de una reforma de la Constitución, se haya descalificado como una “opción que los españoles federalistas hacen para el País Vasco”.

Decir esto es establecer categorías entre ciudadanos. Es definir quién es vasco o no en función de la adhesión a las tesis nacionalistas. Es inaceptable pero, como decía, es sobre todo tremendamente preocupante.

Yo no pregunto a nadie si se siente más o menos español, más o menos vasco. Pero desde luego no acepto que se considere más vasco a quien suscriba el manifiesto de Gure Esku Dago que a Alberto López Basaguren, a Bernardo Atxaga, a Lurdes Auzmendi, a Ramón Saizarbitoria, a Jesús Prieto o a Adela Asúa, ni a una sola de las personas que ejerce libremente su derecho a defender una posición política distinta a la nacionalista.

Y eso lo que se prevé en las bases de la reforma estatutaria suscrita por PNV y EH Bildu, cuando señalan que habrá una ley que distinguirá a ciudadanos de nacionales. Con expresiones de este tipo entendemos que pretenden lo que intuíamos.

Y ése es el camino que los socialistas no queremos recorrer en Euskadi. Es el que no creemos que quiera recorrer una sociedad que se ha ganado a pulso el derecho a la convivencia, a la diversidad, a la pluralidad, al diálogo y al acuerdo entre diferentes como mejor apuesta para el progreso conjunto y el bienestar social.

Akordioak behar ditugu. Maila guztietan. Esparru desberdinetan. Gure ongizate sistema defendatzeko akordioak. Eskubide sozialak bermatzeko akordioak. Ekonomia sustatzeko akordioak.

Akordioak behar ditugu, azken batean, herritar desberdinen interes eta eskubideak bat egin dezaten; Euskadi, Espainia eta Europa plural eta anitz hauetan, denon artean elkar bizi ahal izateko. Hauxe da Sozialistak dugun helburua. Hauxe, instituzio desberdinetan aurrera eramaten ari garen politika.

Por eso propuse que Loza fuera el delegado del Gobierno, y por eso me la aceptó el presidente Sánchez, porque se alineaba perfectamente con el proyecto que tiene para su mandato y con la idea que el socialismo tiene para la ciudadanía vasca y para la del resto de España: entablar un diálogo permanente con todos los agentes sociales y económicos, y con todos los territorios del país, para recuperar derechos, blindar los servicios públicos y gestionar la pluralidad en un proyecto compartido de convivencia.

El proyecto y la apuesta de la que viene a hablar Jesús Loza. Con él os dejo.